La semana pasada pasaron dos cosas de las que vale la pena reflexionar: la captura del Mayo Zambada y la inauguración de las Olimpiadas en París.
Primero lo del Mayo. ¿Qué fue lo que realmente pasó? ¿Lo capturaron? ¿O se entregó? A la fecha, los mexicanos no sabemos. Y me parece realmente lamentable que la variedad de versiones que existen en los medios solo causan confusión y desinformación. Además, me parece delicado que el gobierno de Estados Unidos no haya entregado un informe serio al gobierno mexicano.
Lo que hemos podido ver de parte de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de seguridad, es que no sabe nada, quizá por eso se le ve molesta.
También hemos escuchado a distintos periodistas mexicanos citando a sus fuentes según muy cercanas o muy arriba en la DEA y/o el FBI y, aun así, todos con versiones diferentes. Es decir, las agencias gringas difunden información contraria, encontrada y confusa.
López Obrador pide a Estados Unidos “hablar con la verdad” pero, ante la desinformación, es probable que solicite una audiencia directa con Biden.
Si se me permite la especulación, creo que lo que realmente sucedió es que los agentes gringos agarraron al Mayo en México, transgrediendo la ley de que no pueden operar en nuestro territorio y, si lo hacen, han de entregar un informe mensual. Por ello no han sabido dar explicaciones. Creo, también, que hubo una cadena de corrupción en ciertos gobiernos estatales para hacer posible el vuelo que se llevó al Mayo y a Joaquín Guzmán López, quien ha jugado un papel por demás extraño, ya que todos los analistas coinciden en que el Mayo y los Chapitos sostenían una guerra desde hace años, entonces, ¿cómo es que estaban juntos?
Y, como siempre, me da tristeza la conversación entre –algunos– mexicanos, esos que se vanaglorian de que los gringos operen en nuestro país a espaldas de nuestro gobierno. Que es porque no hay confianza, dicen. No, es porque se sienten con la facultad de hacerlo. Cuidado, porque hay una facción gringa importante que quiere entrar a México con sus armas y su ejército, según, a combatir a los carteles del narco. Cuidado, porque los gringos siembran armas, pero también siembran mentiras. Cuidado, digo, porque basta ver lo que han hecho los gringos en cada país al que han entrado, según, a defender la democracia y la libertad.
Ya veremos qué historias nos siguen contando y, sobre todo, qué historias nos seguimos creyendo.
Pasemos ahora a la inauguración de las Olimpiadas. No pude disfrutar del espectáculo sin todos mis prejuicios. ¿Mis maestros espirituales estarían decepcionados de mí? Quizá. Yo misma siento que traiciono aquello de no etiquetar y no decantarme por un lado u otro. Pero es que ya todo me parece una burla a nuestro intelecto.
Francia, digamos más exactamente que Macron, ha sido de los más tenaces defensores de la guerra en Ucrania, ha azuzado el conflicto mandando armas y hablando abiertamente sobre mandar soldados franceses al frente. Y, sin embargo, Imagine all the people living life in peace resonó en el Sena como si la sociedad no supiéramos que el gobierno francés es de los principales patrocinadores de las guerras de invasión contemporáneas. Y ni qué decir de su colonialismo histórico.
Imposible no sentirse ofendidx por la incongruencia de vetar la participación de Rusia en las Olimpiadas, pero permitir la de los israelitas y los gringos, quienes perpetran un genocidio a ojos de todo el mundo, innegable ya.
Escribió la escritora argentina Mónica Maristain en su cuenta de Instagram: “Estamos atrapados y no protestamos. Todo está masticado por la Unión Europea y la OTAN”.
Y sí. Y sí. Me preocupa nuestro estado zombie.
Y ya para finalizar, no dejan de llamar la atención los trending topics que surgieron en X tras el tinte LGBT de la inauguración de las Olimpiadas. Cuidado, porque es el odio en toda su expresión, un odio, además, sustentado en Dios, en la Biblia y en las diferentes vertientes de las religiones judeocristianas que, perdón, pero sí da miedo… como que nos acerca a distopías de dictaduras religiosas que uno pensaría habíamos dejado atrás o, de plano, solo en la ciencia ficción. Pero no, ahí están y muy a flor de piel. Cuidado.
En fin, todo esto es solo mi opinión personal y no es importante.
Imagen: Adobe Express