Starlink es una compañía de Elon Musk que provee internet satelital. La tecnología está buenísima. Pero en manos de Elon Musk puede ser un peligro para el mundo.
Una antena parabólica muy minimalista, muy bonita la verdad, te conecta a la constelación de satélites de Elon Musk y puedes tener internet de alta velocidad en tu casa, pero también puedes llevar tu antenita en tu coche o si andas de campamento. En su sitio web lo venden así: “Starlink se conecta en cuestión de minutos y se empaca rápidamente cuando llega el momento de trasladarse a su próximo destino”.
Gran tecnología, la verdad. El problema es en manos de quién está.
Para empezar, Elon Musk ha roto las reglas internacionales sobre el número de satélites permitidos en órbita. SpaceX, la compañía de cohetes de Musk, tiene actualmente 6 mil 300 satélites en operación, dos tercios de todas las naves espaciales. Por ello, a esto ya se le conoce como una “constelación de satélites” que, incluso, podemos ver desde la tierra. Además, estos satélites requieren operar más cerca de la tierra, por lo que su radiación es más intensa. Todo una serie de reglas rotas que preocupan a más uno por las interferencias radioléctricas que crean, la potencial contaminación espacial y la incapacidad que empiezan a crear para ver y escuchar el espacio.
Ahora, tomemos en cuenta que Musk quiere colocar 30 mil satélites más.
Sin duda, la conectividad que ofrece esta constelación de satélites es interesante, pero, ¿qué significa tanto poder en manos de un privado?
Ejemplos de lo que puede pasar ya tenemos. Elon Musk proveyó de estas antenas a Ucrania y sus soldados debido a los daños que ha tenido su infraestructura, es así que el país empezó a depender de la red de internet de Starlink. Sin embargo, Musk, por decisión propia, decidió no activar la red en un momento en que él considero que el uso que daría Ucrania a sus drones podrían resultar en una escalada nuclear. Según.
Musk respondió en X: “Si hubiera aceptado su petición, entonces SpaceX sería explícitamente cómplice de un importante acto de guerra y de una escalada del conflicto”.
Lo último días se sucitó otra controversia. Dado que Trump ya no intercambia datos de inteligencia con Ucrania, Musk ha amenazado con cortar las comunicaciones, siendo que Starlink es la columna vertebral del sistema de defensa de Ucrania. Y ojo, cuando el presidente de Polonia lo llamó “un proveedor poco confiable”, Musk respondió diciendo: “Cállate, hombrecito”. Ó-ra-le.
Es decir, en un principio Musk decide apoyar a Ucrania, en cierto momento, decide que mejor ya no. Entonces, ¿un conflicto geopolítico puede determinarse por decisión de un solo multimillonario?
Si uno navega superficialmente por internet, encontraremos que Starlink promete conectar a zonas remotas de la tierra como África o América del Sur, así dicen; también cuentan que gracias a Starlink, Ucrania ha podido mantener en funcionamiento su infraestructura, y claro, que el conflicto no escaló gracias a la sensatez de Musk al no activar el internet. Todo suena muy bien y muy bondadoso. Pero vayamos un poco más allá. Dejemos de creernos los cuentos que nos quieren contar y hagámonos preguntas como las ya que lancé líneas arriba y: ¿qué significa que un solo multimillonario controle las telecomunicaciones en naciones o regiones enteras? O: ¿los mega ricos empiezan a controlar el mundo? ¿Y la democracia…?
Hagámonos preguntas.
Pero esta es solo mi oponión personal y no es importante.
Imagen: Adobe Express