Mientras tenemos los ojos puestos en las amenazas de Trump, hay un peligro real que no estamos viendo: la manipulación de la mente y de la conversación social.
La llegada de Trump a Estados Unidos ha causado revuelo en todo el mundo, especialmente en México, por la cercanía y por las abiertas amenazas en contra de nuestro país. Sin embargo, pienso que lo que Trump cacarea no debe preocuparnos tanto como lo que sucede en lo oscurito. Es decir, las amenazas invasionistas probablemente no se puedan llevar a cabo de la manera en que se cacarean, pero mientras todos estamos distraídos con ello, hay hilos que se mueven mucho más peligrosos, como la recopilación de millones de datos que rastrean nuestro comportamiento y los algoritmos que nos manipulan. No es gratuito que en la toma de protesta de Trump se juntaron los CEO’s de Meta, X, Google, Apple, Amazon y hasta de TikTok.
El saludo nazi de Elon Musk es un ejemplo de dónde y cómo se librarán las nuevas batallas. Medios tradicionales como El País editaron el video para no mostrar el saludo de Musk de frente; comunicadores como Chumel Torres también lo defendieron: “nada más estaba muy emocionado”, dijo; mientras que en X se justificó el gesto de mil maneras: “los medios progres manipulan la información” o “el gesto verdaderamente significa que entrega su corazón a la gente”. Ensucian la conversación social minimizando el hecho.
Porque la realidad es que el fascismo de Estados Unidos y sus aliados está bullente en todo el mundo, por eso un gesto de estos llama la atención de una sociedad que está viendo, pero no ve: las declaraciones imperialistas de Trump, el genocidio en Palestina, los neonazis de Ucrania, los terroristas gobernando Siria, las megacárceles de Bukele, o las derechas locales como la venezolana o la mexicana clamando porque un país extranjero invada su país, todas son expresiones fascistas. Pero no terminamos de entenderlo, porque al mismo tiempo hay cientos de voces apoyando y/o justificando estas atrocidades. Y los más incautos, terminan confundidos o cansados.
Comprar una red social y convertirla en tu megáfono, como hizo Musk con Twitter; o prohibir una red social en todo un país, como quiso hacer Biden con TikTok, también tiene lo suyo de fascista porque lo que buscan es controlar la conversación social.
El año pasado, Biden aprobó una ley que prohíbe las aplicaciones controladas por adversarios extranjeros. TikTok era el verdadero objetivo: la nueva ley la obligaba a ser adquirida por estadounidenses, de lo contrario, dejaría de funcionar. El plazo para la transacción se venció el pasado 19 de enero y TikTok sí apagó su acceso en Estados Unidos. Al menos durante unas horas. En cuanto Trump tomó la presidencia, el servicio se reestableció.
En su primer mandato, Trump fue un fuerte crítico de TikTok; esta vez, su salvador. ¿Cuál habrá sido el acuerdo?
Pero hagámonos preguntas:
Si Biden quiso prohibir TikTok porque según estaba muy preocupado por la seguridad de millones de usuarios gringos, ¿no deberíamos estar igual de preocupados de que las aplicaciones gringas hagan exactamente la misma recolección de datos que hace TikTok?
El gobierno de Biden también estaba preocupado de que el algoritmo de TikTok manipule a la población. Pero, ¿esto no ya lo hizo Facebook, por ejemplo, en el caso de Cambridge Analytica? Si están muy preocupados por la influencia que puede generar esta red social en la psique de los individuos y la sociedad, ¿no cabe preguntarnos si Meta no hace exactamente lo mismo?
Además, ¿por qué la ley firmada por Biden prohíbe a TikTok el negarse a vender el algoritmo? ¿Será que hay algún interés de las tecnológicas gringas por ese algoritmo conocido por su capacidad de mantener enganchado al usuario? ¿Cómo se beneficiarían Meta y X al acceder a esta tecnología? ¿Cómo se beneficiaría el gobierno gringo de controlar un algoritmo tan sensible?
De TikTok también se critica que el gobierno chino censura todo cuestionamiento, ¿Facebook o YouTube no han hecho lo mismo al censurar el contenido sobre el genocidio en Palestina?
Hay que tener los ojos muy abiertos, porque la realidad es que ya padecemos cercos informativos donde los gobiernos en connivencia con las empresas privadas deciden qué sí y qué no pueden saber y conocer las sociedades. Por eso sí debemos estar preocupados, pero no tanto por Trump, sino por la llegada de los magnates de la tecnología al poder político de Estados Unidos.
Pero esta es solo mi opinión personal y no es importante.
Imagen: Adobe Express