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De la caída de Siria

¿Por qué la caída de Siria debe importarnos a todos? 

En 2011, Siria entró en una guerra civil que rápidamente mutó en un enfrentamiento internacional que pocos admitieron. Pero lo que más llama mi atención, es que las mentiras que se dijeron por aquellos años han llegado hasta el día de hoy y sostienen la reciente caída del presidente sirio, Bashar Al Assad. Sólo que ahora, gracias a las redes sociales y al florecimiento del periodismo independiente, podemos escuchar otra versión más allá de la que nos quieren contar los medios occidentales. 

Por aquellos años, empezaba a entender la importancia de leer y escuchar todas las versiones de un hecho, pero era muy difícil encontrar declaraciones de Bashar Al Assad, había que navegar el internet a profundidad, de manera que la primera vez que encontré una entrevista en la que afirmaba que su gobierno no luchaba contra la población civil, sino en contra de una célula terrorista armada por Occidente y compuesta por mercenarios de todo el mundo (el ISIS), experimenté un golpe de realidad. Entonces aquella historia del dictador masacrando a su población civil, ¿dónde quedaba? Un link me llevó a otro, de los links pasé a los libros, y fue así como terminé armando una historia que distaba de lo que leía en los medios occidentales. 

Estados Unidos sembró una mentira para justificar la entrada de su ejército en el conflicto sirio: que Al Assad usaba armas químicas contra su población civil. Hecho que ya está estudiado y documentado en su falsedad. Pero esa mentira propagada en medios, escaló el conflicto civil a uno internacional. Es así que el ejército sirio luchaba contra los opositores, contra el ISIS y contra los gringos y la OTAN. Siria, a su vez, obtuvo ayuda de Hezbolá, Rusia e Irán. Recuerdo incluso que, ya avanzada la guerra, aquellos hombres que se habían alzado en contra de Al Assad, recibieron una amnistía para engrosar las fuerzas sirias porque se dieron cuenta que el verdadero enemigo venía del extranjero. 

El conflicto en Siria se recrudeció porque el ISIS sembró un verdadero terror que marcó un antes y un después en la historia del terrorismo. No eran sólo fundamentalistas islámicos, detrás de las máscaras y capuchas había australianos, ingleses, suecos y, en fin, asesinos a sueldo de todo el mundo anglo. El ISIS aprendió a usar Facebook para reclutar jóvenes europeos, hombres para la guerra armada y mujeres para el engrosamiento de las filas a través de la reproducción; usó YouTube para esparcir el terror por todo el mundo, fueron los primeros videos que vimos de decapitaciones y las atrocidades que perpetraba el terrorismo financiado por Occidente (claro, esto no lo decían, todo era culpa del Islam y nada más). Esta es la verdadera razón por la que millones de sirios se vieron obligados a abandonar su hogar, huyeron a países de Europa o hasta Canadá, los menos afortunados permanecen en campos de refugiados en las inmediaciones de Siria.

En fin, la desestabilización del país obedeció a intereses económicos y geopolíticos, la revolución civil había quedado muy atrás, muy relegada. 

Destruida, dividida y parcialmente tomada (porque Turquía se quedó con un pedazo, Israel con otro y los gringos se quedaron con los pozos petroleros, obvio), Siria entró en un periodo de relativa calma. Sin embargo, la semana pasada, una célula armada tomó Damasco y el gobierno de Bashar Al Assad cayó en 12 días, a pesar de haber resistido 13 años. 

Y entonces Siria volvió a los medios y el mensaje es básicamente uno: cae el dictador y los “rebeldes” han liberado Damasco. ¿Quiénes son esos rebeldes? Me pregunté. Y en cuanto supe que avanzaban de Idlib, dudé. Porque Idlib era el bastión del ISIS. Y no me equivoqué. Después de quitar de encima la narrativa occidental (ahora mucho más fácil que antes), me entero que el líder es, efectivamente, un heredero directo del ISIS, antes buscado por Estados Unidos, ahora alabado por libertador.

Para Siria se viene el terror del fundamentalismo y la repartición entre los victoriosos que ya empezamos a ver: durante las últimas horas Israel ha bombardeado Siria avanzando hasta 40 km de Damasco, un pedazo que, ya sabemos, va a invadir y no va a ceder; aquella mentira de las armas químicas renace: los medios occidentales dicen que Israel ha bombardeado las armas químicas de Al Assad para que no caigan en manos de los extremistas; Turquía tiene desde hace años invadido todo el noreste, esto les asegura quedarse allí; Estados Unidos asegura su propiedad sobre los pozos petroleros y el proyecto del gasoducto hacia Europa que incluye Qatar-Arabia Saudí-Turquía ha quitado de en medio el gasoducto de Irán-Irak-Siria. Todo un éxito económico y geopolítico para Occidente. 

Cabe mencionar que corren por las redes fotos de la cárcel de Saydnaya en donde Al Assad encarceló y torturó a sus opositores, un horror comparado al Holocausto. Perdón, pero después de todo, cuesta trabajarlo creerlo, suena más a propaganda.

¿Por qué nos ha de importar Siria? Porque el cuento del dictador y el terrorismo ya lo hemos escuchado antes, en Libia, en Irak, ¿y cuáles han sido los resultados? Pero esperen, ese cuento, ¿no resuena ya en México? Estados Unidos y sus aliados destruyen naciones enteras y la vida de millones de personas con tal de sostener su hegemonía. Y de mientras, nosotros, haciendo todos lo mismo, vistiéndonos como nos dictan en esta época, de verde y rojo, cantando las mismas canciones, tomando las mismas fotos, comprando cosas que en realidad no necesitamos, sosteniendo un sistema económico bañado en sangre.

Pero esta es solo mi opinión personal y no es importante.

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