El alma se me quiere salir del cuerpo. Pero no es la muerte rondándome, son las alas desdibujadas. A veces también siento que muero. La he pillado hablándome; es la muerte entre las sábanas. Demasiado grande para su templo, esta vez es el espíritu el que se sale por la ventana. Le ha tomado años, le ha costado sueños. ¡Ay! ¿Eres tú, espíritu, el que me hablas? Nunca has podido mariposas contener. Te he visto elevándote, rompiéndome la piel; te he visto ya otras vidas en el cielo, a donde buscas volver. Cual ave fénix te inflamabas y en el fuego consumiéndote te retorcías arrobada. Sabes volar sin alas. Por eso es que duele el cuerpo. Pero no es la muerte rondándome, son las alas desdibujadas.
2019
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