Salir al mundo siempre implica un desafío. Todo puede salir mal. ¡Es un peligro para la vida misma! Allá afuera, nada tiene sentido. Todo es una amenaza, todo una enfermedad. El otro también es un peligro; no entiendo su lenguaje. Imposible no observar los propios juicios. Cada paso, cada esquina, cada destino es un obstáculo que hay que superar. Allá afuera todo es estridente. Todo es un robo, una transacción desventajosa para uno. Llegado el momento de volver a casa, no hay sensación de alivio. El camino de regreso implica los mismos peligros. ¿Todos me miran o es mi mente? Ya quién sabe quién controla a quién. Llegar a casa significa una sola cosa: sobrevivimos.
La mente en estado de ansiedad…
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