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De los propósitos de Año Nuevo

Siempre “creí” más en el Año Nuevo que en la Navidad. Es claro que ésta última es más popular en México. Las familias han –hemos– roto todas las reglas sanitarias para encontrarnos, porque esta fecha tiene algo, algo de especial creas o no en la divinidad de Jesús. Pero el punto aquí es que a mí siempre me gustó más festejar el Año Nuevo. Siempre el “inicio” de algo me gustó. Siempre el concepto de que hay algo que se aprende y algo que queda atrás me resultó interesante. El ciclo. Y eso de la rueda que no se detiene se me hace hermoso. Así que hay algunas cosas en las que pienso como propósitos, para tener algo que hacer en lo que estoy aquí.

  1. Quiero estudiar una maestría. Desde hace mucho. Ésta parece ser una buena oportunidad.
  2. Quiero estudiar árabe –pero éste es como el propósito cliché de siempre querer estudiar un idioma y nunca hacerlo. Ya pasé por mi época del italiano–.
  3. Me voy a aprender los nombres de las asanas en sánscrito. Siempre he pensado que el yoga también entra por el lenguaje, por eso prefiero nombrar las posturas en español –y todavía–, pero lo siento como un deber. Hay toda una conceptualización cósmica alrededor del sánscrito que a los occidentales nos resulta ajena, pero es muy bonita. Corrijo, entonces: quiero aprender qué significan las asanas, en la semántica y en el cuerpo.
  4. Meditar, meditar, meditar… Cada vez que tengo una crisis existencial y le pregunto a mi maestro, me dice que medite, que medite, que medite. Ergo, ya no le pregunto nada porque ya sé la respuesta. Sí, meditar sí es la panacea. Pero siempre hay un pretexto para no hacerlo. Lo que me recuerda el propósito más importante:
  5. Soltar, soltar el control. ¿Cómo se hace eso? Éste me resulta de los aprendizajes más difíciles.
  6. Menos alcohol, menos alcohol, menos alcohol.
  7. Y más escribir, más escribir, más escribir. ¡Y no distraerme! Éste es un básico. No sé si lo logre. Yo también soy adicta al dinero y antepongo actividades económicas a los llamados del alma, a la paz de la mente.

Cuando empecé Ango, mi maestro también me dijo que escogiera una sola cosa en qué enfocarme o sería muy probable que fracasara. Supongo que esto de los propósitos funciona igual. ¿Cuál escoger, cuál escoger?… Sin duda él diría que meditar.

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