Acerca de lo que está pasando en el mundo (y luego porqué uno quiere estar en otras realidades, nada más):
La matanza franca y abierta de toda una nación. Ahora con las redes sociales y los medios digitales, lo hemos visto todo. Con el tema palestino-israelí han querido confundirnos, como siempre, con la religión. Lo quieren remontar a tiempos inmemoriales, y hay quienes abiertamente lo justifican diciendo que es que los judíos son el pueblo de Dios –qué dios, es otro tema–. Pero en realidad lo que hemos visto este año es el exterminio total del pueblo palestino; es decir, como dicen sus panfletos: existe, porque resiste; pues la ofensiva militar israelí ha sido implacable y avanza con los años. Quizá la suerte de los palestinos cambie ahora que el mundo ya volteó a verlos.
Esas imágenes hacen que se asiente un dolor en el pecho que luego hay que andar sacando con cantos, rituales y magia o lo que sea con tal de no cargarlo en el cuerpo.
Y luego, lo de un violador haciéndose pasar por maestro espiritual. Yo no sé si ustedes vieron el video que compartió Maire Wink, quien encabeza esta denuncia mediática y también legal, pero hay una imagen que rompe –otra vez– el corazón: cuando una mujer, acostada boca arriba, es manoseada por el dicho personaje y ella llora desconsoladamente. Él le dice: eso es un abuso, eso que lloras es un abuso. Mientras la toca frente a todos. ¡Claro que ella llora un abuso! Ése abuso.
¡Qué distorsionada estás, humanidad!
“Y entonces rezo, rezo por vos…”, escribió Charly García.
PD. También “nos siguen pegando abajo” y todo eso.
Imagen de Karolina Grabowska en Pixabay
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