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De los súper huracanes

Hace algunos meses vi un documental que explicaba sobre la evolución de los fenómenos naturales a raíz del calentamiento global, y uno de los que más llamó mi atención fueron los así denominados “súper huracanes”. No sé si fue en ese mismo documental o en otro, que explicaban que México, por su posición en el planeta, sería uno de los países más afectados por el cambio climático.

El desastre ocasionado por Otis en Acapulco aparece como el presagio cumplido de lo que parecían apenas teorías en aquellos documentales. 

Si salimos del algoritmo que dice que el gobierno actual de México es el culpable de todo, podremos darnos cuenta que Otis es, precisamente, resultado del calentamiento global: entre más caliente esté el agua del mar, más grandes y potentes serán los huracanes. Por otro lado, también podremos enterarnos que Otis, particularmente, sorprendió a la comunidad científica pero no por su tamaño, sino por la rapidez con que se formó. Eso, dicen, nunca se había visto.  

No pretendo defender al actual gobierno de México. En lo absoluto. Pero, como siempre digo, creo que como seres humanos tenemos la responsabilidad de informarnos antes de repostear noticias manipuladas o peor, de alimentar los discursos de odio.

Cómo es que, ante un hecho perfectamente natural para un planeta sobrecalentado, y trágico para el ser humano, los medios de comunicación y las redes sociales alimenten mentiras y odio. No deja de sorprenderme la mezquindad de muchos comunicadores. Como Loret de Mola, por ejemplo, quien aseguró que ya se sabía lo que provocaría Otis pero que la autoridad deliberadamente no avisó. Entonces, si ya se sabía, ¿por qué él no avisó en la amplia red comunicativa que encabeza? 

¿No son tiempos en que deberíamos usar nuestra voz, nuestros espacios, para ayudar? ¿No deberíamos informar con la mayor veracidad posible para ayudar a las personas en Acapulco? ¿No deberían los medios servir para comunicar centros de acopio, búsqueda de personas, vialidades para entrar o salir del siniestro? O, en todo, caso, ¿no deberíamos mejor permanecer en silencio en vez de alimentar discursos de odio?

Les dejo esta frase de la maestra budista Pema Chödrön:

La base de la sociedad iluminada es no dañarnos a nosotros mismos ni a los demás al principio, en el medio y al final. Para crear un mundo sano, hemos de empezar creando ciudadanos sanos, y esos ciudadanos somos nosotros mismos.

¿Qué significa eso para ti, como individuo?

La realidad es que estos súper huracanes van a ser cada vez más frecuentes, quizá también debamos hacernos cargo de nuestro consumismo y de nuestra huella de carbono.

Pero esta es solo mi opinión personal y no es importante.

Foto: Adobe Express

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Publicado enBlog