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De la tercera guerra mundial

Si expandimos un poquito la mirada hacia lo que está sucediendo en el mundo, podemos ver que se gesta una Tercera Guerra Mundial, ¿esto tiene implicaciones para nosotros? ¿Es necesario saber esta información? ¿O podemos continuar con nuestras vidas como si nada de eso pasara?

No lo sé. Lo que sí puedo contarles es que, como saben, me gusta revisar los medios alrededor del mundo y, atando cabos, hay un claro enfrentamiento entre Estados Unidos y Rusia que sí, suena a la Guerra Fría y sí, anuncia una Tercera Guerra Mundial.

Por un lado está el frente en Ucrania. Es curioso, sin embargo, que justamente cuando empieza a esparcirse el rumor de que Rusia ha ganado esa guerra, sufren un atentado terrorista. Nadie sabía nada aún, cuando los gringos ya aseguraban que el atentado lo había cometido ISIS-K. No me extenderé sobre esto porque en la fecha en la que estamos ya está muy analizado que los miembros de dicha organización terrorista son mercenarios a la orden de Occidente. Ya sabemos, también, que su ruta de huida era hacia Ucrania, así que no hay mucho más que decir ahí. 

Por otro lado, se abrió el frente en Palestina, en donde Israel es clave para que Estados Unidos tenga presencia en Medio Oriente. Creo que Netanyahu ya se les salió de control, o realmente quién sabe, lo cierto es que el primer ministro israelí ha extendido su “venganza” contra Hamás al Líbano, Siria y ahora hasta Irán. Meter a Irán al conflicto no es cosa menor, es una potencia nuclear que lleva años acosada por Estados Unidos. 

Por su parte, en el mar de China también hay movimiento. Ya sabemos que los chinos reclaman Taiwán como propia y, además, están extendiendo su presencia militar hacia Filipinas, Brunéi y Malasia. La presencia china ha preocupado tanto a los japoneses que grupos militares altamente entrenados están haciendo pruebas en caso de ver invadido su territorio, violando, por cierto, un acuerdo surgido tras la Segunda Guerra Mundial en el que Japón se comprometía con el pacifismo y renunciaba a tener armas y ejército.

En el Ártico está a puntísimo de estallar el conflicto. Los actores son los mismos: la OTAN y Rusia. Esta última ha desplegado tropas en todo su territorio ártico, también ha desplegado buques y submarinos que han llegado a donde nunca nadie antes había llegado. Preocupados por el movimiento ruso, los finlandeses y los noruegos han rogado su entrada a la OTAN y los franceses hacen ensayos en su territorio para repeler alguna invasión. Los franceses, por cierto, también andan en el mar de China.

Por todo lo anterior, es obvio que la Unión Europea está muy preocupada de los misiles rusos, pero al mismo tiempo, están metidos en todos los conflictos porque cuando hablamos de Estados Unidos o la OTAN, estamos hablando también de los europeos.

El historiador Yuval Noah Harari aseguraba en su libro Homo Deus que el mundo vivía una paz que el capital difícilmente arriesgaría, para él, en ese momento (2016), era impensable que estallara un conflicto como el de Ucrania o el actual genocidio en Palestina. Lo cierto es que la economía de Estados Unidos, a punto de quebrarse, ahora se está fortaleciendo gracias a todo su gasto militar y armamentístico; la OTAN también resurge de las cenizas, pero Rusia y China, a diferencia de los años de la Guerra Fría, son potencias militares y económicas que no parecen sentirse amedrentadas. Al contrario. 

¿Y América Latina? Creo que la disputa aquí se libra en las urnas. Por un lado, los gobiernos ultraderechistas que a través de golpes de estado, golpes blandos y guerra sucia han tomado el poder para servir de títeres a Occidente; y por otro lado, los países que han dado una batalla democrática por mantener gobiernos soberanos que pongan el interés de la nación por encima de los intereses de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea. De hecho, lo ocurrido en la embajada de México en Ecuador obedece a este mismo tablero, es el mismo juego, las mismas piezas. 

Así que, ¿esto en qué nos afecta? Quizá pueda determinar nuestro voto en las siguientes elecciones, porque –en teoría– todo lo anterior es lo que también se juega entre una candidata y la otra. 

Y personalmente, ¿en qué nos afecta? La semana pasada me sentí particularmente movida por todo lo que sucede en nuestro mundo, porque la batalla también se libra en nuestros gustos y en nuestro consumo: las redes sociales, la comida chatarra, las farmacéuticas forman parte de los grandes poderes económicos que se disputan el mundo. Y me sentí muy, muy pequeñita. 

Pero sí creo que la espiritualidad nos puede salvar.

Aunque esta es solo mi opinión personal y no es importante. 

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Publicado enBlog