Saltar al contenido

¿Realmente necesitamos la figura del “editor”?

Desde que publiqué mi primera novela, me he visto inmersa en el mundo literario contemporáneo en México… bueno, más o menos, porque ya saben que hay grupitos y niveles y todo eso. Lo cierto es que desde el primer momento me di cuenta que hay un prejuicio contra las publicaciones independientes. Son tenidas por autocomplacientes o peor, chafitas. De manera personal, he tenido que luchar contra ese estigma y defender el trabajo realizado durante años para que Mäywen viera la luz; he tenido que hablar de mi trabajo de investigación, de los años de estudio, hasta de la calidad del papel y las tintas con que se imprimió para “justificar” su calidad.

La realidad es esa. Mäywen pasó por procesos rigurosos. No solamente mi propio filtro, el más crítico, el más duro; tuvo un corrector de estilo cuyo trabajo, por cierto, fue mediocre, nunca entendió de hipérbatos ni de arcaísmos; tuvo dos lectores anónimos, y lo imprimí en lo que –me atrevo a afirmar– es la mejor imprenta del país. Como autora, me vi involucrada en cada fase. Incluso tuve la fortuna de estar presente el día en que se estaba imprimiendo, toda la maquinaria trabajando en lo que yo revisaba que cada cosa saliera bien. De ahí la foto. 

Ahora que estoy por publicar un segundo libro, el proceso ha sido parecido. Y el resultado no es sólo mío, como autora, sino de una poeta sensibilísima que se sentó conmigo a revisar verso por verso, y de una diseñadora extraordinaria que interpretó visualmente lo que escribí para que el lector tenga otra puerta de entrada al poemario. 

Mucho me han preguntado que por qué no llevé el manuscrito de Mäywen a una editorial, que por qué no metí la novela a un concurso. Porque no, porque no quise. Ni siquiera lo pensé. Yo tenía claro que quería publicar, busqué los medios para lograrlo y lo conseguí. Con este nuevo libro surgió la misma pregunta e inmediatamente brotó la misma respuesta: no quiero esperar a que alguien más decida publicarme o no. Yo elijo hacerlo. Yo nací para esto.

En este punto cabe mencionar la explotación que el autor sufre por parte de las grandes editoriales, ¿qué es eso de que se quedan hasta con el 50% de las ganancias? ¿Cuándo vamos a protestar contra esta injusticia laboral? 

¿Nos estamos aferrando a figuras obsoletas de la misma manera que nos aferramos a conservadurismos que ya no encajan con las nuevas realidades? No pretendo negar absolutamente al editor, el yoga me ha enseñado que debemos ser flexibles, quizá haya situaciones en las que es necesario. Pero no es una obligación y tampoco es una garantía de que el libro que tendremos en nuestras manos será bueno. 

Como digo, estos últimos años me he dedicado a leer mucha literatura mexicana contemporánea y créanme cuando les digo que hay textos muy malos con sello editorial. Así como hay textos muy buenos, independientes. Hay de todo.

Quizá va siendo hora de que los propios autores entendamos que el verdadero filtro para nuestra obra, no es el editor, sino el lector. Será éste quien decidan si quiere leernos o no, si disfruta hacerlo o no, si continúa leyéndonos y nos acompaña en nuestro desarrollo como escritores o a la mitad del camino nuestros textos ya no le resuenan. 

A nosotros, como escritores, no nos queda más que seguir escribiendo. Por lo menos es mi caso, no sé hacer otra cosa ni quiero hacer otra cosa. Pero, sobre todo, no voy a dejar en manos de un tercero lo que quiero hacer con este cuerpo, con esta mente y en esta vida.

Foto: José Jiménez

Comparte:
Publicado enBlog

Un comentario

  1. JUAN ANTONIO JUAN ANTONIO

    Estoy de acuerdo Magdalena; los editores, en mi caso, en las publicaciones que albergan mis textos, o no se atreven a meterle manos a los mismos para por ahí ayudarme a identificar y en su caso corregir ciertas deficiencias técnicas literarias, o cuando llegan a hacerlo, incorporan cambios que han quitado el sentido a mis entregas.
    A diferencia de ti, sé hacer muchas otras cosas, quizás mejor que escribir, pero como me parece es tu caso, escribir, me resulta esencial.
    Lo que haces, aun tomando en cuenta lo poco qué sé de cómo lo haces, no deja de parecerme admirable.

Deja un comentario