Quiero ser sólo cuerpo ¿no es el alma su atadura? Convertido en enemigo y en el germen de las culpas, siempre se da arrepentido entre juicios, entre dudas. Pero siendo sólo cuerpo sin afán de trascendencia, ignorando el pecado, perdida la inteligencia, entregado a la violencia, sólo consigo colmado, se convierte al alma en sierva y en señor a los sentidos. Y la causa de existencia no sería caro motivo de amor correspondencia sino térreo regocijo. ¡Ríndete, alma! No seas cruel remordimiento traducido en castigo. No seas cárcel de mi cuerpo ni verdugo de mis vicios. Echa a tierra tu ascenso y libera mis sentidos.
De Fingimientos, 2009
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