El proceso creativo de la escritura sí implica la propia hechura. En mi caso particular, escribo en computadora, de preferencia en mi escritorio, frente a una ventana; pero también puede ser en la cama. Escribir Mäywen fue un encierro total en un depa que tenía en la Ciudad de México: café de prensa italiana por las mañanas y, ya avanzado el día, quizá un vodka, quizá un porro. Y escribir y escribir.
Pero el proceso creativo empieza desde antes y para eso se necesitan dos cosas: sí una habitación propia, como decía la ya muy citada Virginia Woolf. Pero, sobre todo, silencio. Mucho silencio para acallar el ruido exterior y poder escuchar las voces de la mente sin los tabúes de la cordura. Porque el proceso creativo va más allá de la inspiración. Ojalá todo fuera como vivir la vida y que, de repente, la idea llegara y se inspirara, se imprimiera en el espíritu. Pero no, hay que estudiar, reflexionar, razonar, y para ello se necesita silencio.
¿El ruido de la vida cotidiana puede ser un tópico literario? Sí, pero lavar trastos, trapear, ir al banco (cuando se podía salir a la calle –aunque últimamente siento que yo soy la única que no sale–), son distractores que nos arrancan con violencia del mundo de las ideas. Y entonces, el vacío, pero no el vacío que también es un tópico, sino la nada de la vida moderna y su automático: nacer, crecer, reproducirse como la sociedad dicta, y morir sin haber vivido.
¡A nada le tengo yo más miedo que a esa inercia! Quizá por eso mi vida ha sido un proceso violento de adaptarme a la sociedad tal y como es y al mismo tiempo ser quien yo siento ser. Pero nada de esto se logra sin apartarse.
Ahora que no hay a dónde ir, ni a quién ver, parece ser un momento idóneo para pensar, sin embargo, las redes sociales son un hoyo negro de distracciones. Sí, son un escaparate hermoso para quienes somos autoras independientes, pero también nos tienen entumecida la mente. Así que estaré menos presente, necesito silencio, necesito pensar, quiero crear, estoy escribiendo.
PD. Aquí sigo, eso sí, porque todavía tengo algunas cajas llenas de libros en mi casa, así que si quieren Mäywen, escríbanme, sí les respondo y sí se los mando. También está disponible en ebook.
Imagen de Colin Behrens en Pixabay
Sé el primero en comentar