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De Platón y el consumismo

Platón es, probablemente, el primer teórico del amor en Occidente. De ahí que tengamos expresiones tan populares como “amor platónico”. Les invito muchísimo a leer sus diálogos del Amor, del Alma y de la Erótica. En ellos, Platón sentó las bases de lo que los occidentales consideramos teórica, filosófica, literaria y hasta pragmáticamente del amor. Toda la literatura amorosa de Occidente hunde sus raíces en estos diálogos. Así como muchas de las prácticas que actualmente llevamos a cabo, como, por ejemplo, el anillo de compromiso. 

La característica fundamental del amor platónico es el deseo. El amor, dice Platón, es un deseo de Belleza. Al llevar esto a la literatura, fue necesario que los amantes, para mantener vivo el amor, mantuvieran vivo el deseo, por eso son amores imposibles, pues si el deseo se satisface, entonces acaba el amor; por eso los amantes no pueden amarse libremente, pertenecen a familias enemigas o a diferentes estratos sociales, o bien, si de plano satisfacían el deseo, entonces uno, o los dos, tenían que morir, era la forma en que el autor perpetuaba ese deseo.

Personalmente, ¡me fascina! Para ejemplo, mi primera novela, Mäywen, que está totalmente construida bajo estos principios. 

En fin, me encontré con una reflexión de Tomás Segovia que me pareció interesantísima, pues al parecer este deseo en Platón es el culpable del consumismo:

La globalización no es otra cosa que la invasión planetaria de Occidente, de un Occidente que carga con una gran traición, la traición de Platón, que vio el abismo del deseo, el abismo del bien –y el bien es vertiginoso, tan terrorífico como el mal–, y se dio cuenta de que el deseo es el fundamento, pero concluyó que el deseo era carencia, que solo somos capaces de desear lo que no tenemos. Según el platonismo, sólo puedo desear el ser que no soy, por eso el mercado no crea satisfactores de deseo sino carencias para después satisfacerlas […] La estrategia de mercado consiste en hacerme creer que yo deseo todo lo que no tengo, incluso el mercado me quita lo que tengo para después vendérmelo, para que después lo desee.

Alegato de un poeta, Tomás Segovia

No pude evitar pensar: ¿será que los artífices del mercado se aprovecharon de nuestro inconsciente colectivo para imponernos un sistema financiero rapaz y de explotación? Porque si seguimos a Segovia, el deseo platónico se ha transformado en consumismo. Y luego afirma:

En esto se fundamente el más rudimentario machismo, que piensa que sólo se puede desear a la mujer que no se tiene y que una vez que se ha tenido se deja de desear. 

Alegato de un poeta, Tomás Segovia

Es precisamente esta lectura la que lleva a muchas personas a rechazar lo que actualmente conocemos popularmente como “amor romántico”. Sin embargo, Platón tiene unas sutilezas de maestro espiritual que no deben pasar desapercibidas, ni en su propia obra, ni en la literatura que surgió a partir de sus dichos –cosa que, por cierto, entendió muy bien Sor Juana y lo dejó claro en El sueño, de ahí que podamos calificarla más de neoplatónica que de católica–: en el amor platónico lo que doy vuelve a mí, cuanto más doy, más obtengo; y doy, de manera desinteresada por el simple –aunque muy alto– deseo de Belleza. Cosa que, definitivamente, no sucede con el capitalismo. 

Al final, Tomás Segovia termina haciendo una apología del deseo, y concluye así:

cuando yo disfruto de la sinfonía no hay menos belleza, hay más. El fundamento de la economía es la escasez, como dijo Adam Smith: si todo fuera abundante no habría economía. En cambio, la belleza no tiene que ser escasa para ser valiosa.

Alegato de un poeta, Tomás Segovia

En todo caso, el capitalismo todo lo tergiversa, pero si nos apegamos a Platón, probablemente tengamos una salvación. 

Pero esta es sólo mi opinión personal. 

Imagen de Taken en Pixabay

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