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De Diablo Guardián y la guerra de Calderón

Diablo Guardián es la novela del escritor mexicano Xavier Velasco ganadora del Premio Alfaguara 2003. La tenía desde hace muchos años, pero apenas me sentí atraída a leerla. Así sucede con los libros, les llega su momento. ¿Les pasa igual?

Diablo Guardián cuenta la historia de Violeta. De Violeta y Rosalba, porque aunque son la misma persona, en el cambio que hace ella misma de su nombre están los giros que tomará su vida. Sí es una muy buena novela; está muy bien escrita y tiene episodios reflexivos interesantes (como los que hace Pig, el Diablo Guardián).

El primer giro en la vida de Violeta y el que va a desencadenar los hechos de la novela, es cuando roba a sus padres 100 mil dólares y huye con ellos a Estados Unidos. La cosa es que los padres, a su vez, habían robado ese dinero a la Cruz Roja a través de supuestos actos de caridad. Lo que inevitablemente me llevó a recordar toda la ayuda internacional –y nacional– que recibió México por el sismo de 2017 en la Ciudad de México ¡y que se robaron! ¿Alguien sabe qué pasó con el dinero que la ciudadanía depositamos, precisamente, a cuentas como la de la Cruz Roja? ¡Es que quién se atreve a robarle a la Cruz Roja! Basta leer la descripción que hace Xavier Velasco de la familia de Violeta para entender una situación como esta: no se trata de la clase social, sino de los valores que cultiva una sociedad. 

Precisamente algunos canales europeos están advirtiendo sobre este tipo de estafas: con respecto de los recientes sismos en Turquía y Siria, aconsejan no depositar dinero a cuentas de dudosa procedencia. Por cierto, ¿Juanpa Zurita sí comprobó el dinero que recaudó en aquel mismo sismo de 2017? ¿Alguien vio su documental?

A propósito de Siria, una de las preguntas que más me he hecho durante sus años de guerra es, ¿cómo rehabilitarán a su sociedad? Han vivido los crímenes más atroces, hay miles de desplazados y refugiados, miles de niños huérfanos, niños que ya no van a la escuela, niños que viven entre escombros, niños mutilados. ¿Qué resultados humanos podemos esperar a largo plazo?

Esto me llevó, finalmente, a pensar en México y la guerra negada en que nos metió el gobierno de Felipe Calderón. Sé que hay mucha gente que sigue pensando que ha sido el mejor presidente que hemos tenido porque mantuvo el dólar a $12 –es la referencia que más escucho de quienes defienden el calderonato–. Sin embargo, actualmente estamos viviendo el juicio que se lleva a cabo en Estados Unidos en contra de Genaro García Luna, nada más y nada menos, que el Secretario de Seguridad de Calderón, y en donde las hipótesis, las oídas, los rumores parecen contundentes: Calderón protegía al cartel de Sinaloa. La famosa guerra contra el narco fue, en realidad, una guerra en donde se usaron los recursos y las fuerzas del Estado en contra de los enemigos del cartel de Sinaloa. ¿El resultado? Que este cartel se convirtió en una empresa transnacional y que México se hundió en una verdadera guerra en donde tenemos nuestros propios miles de muertos y nuestros propios miles de desplazados. 

Acabo de ver la videocolumna de Fabrizio Mejía, en donde explica por qué la guerra de Calderón, además, fue una guerra clasista y racista en donde el blanco fueron los más pobres. Se las dejo aquí para que la escuchen, es una lectura muy interesante:

No puedo evitar preguntarme, ¿qué hubiera pasado si los mexicanos hubiéramos defendido –más– nuestra democracia en 2006? Porque es claro que la imposición de Calderón en el gobierno de nuestro país obedeció a intereses económicos muy poderosos, los de siempre: desestabilizar un país, privatizar sus recursos, armar a la población, traficar armas y sostener la industria armamentística de ya saben quién. 

Entonces, ¿cómo rehabilitamos una sociedad como la nuestra, claramente hundida en una especie de guerra civil? 

En fin, todo esto son solo mis opiniones personales.

Imagen de Annette Jones en Pixabay

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